Política

Lula presidente: la asombrosa “resurrección” del que fue un niño «limpiabotas» y conquista por tercera vez el poder en Brasil

El considerado "político más popular del mundo" vuelve a lograr lo asombroso

El hombre que nació en la pobreza, que de niño fue limpiabotas y llegó a ser llamado «el político más popular del mundo», ha vuelto a asombrar.

Menos de tres años después de salir de la cárcel por una condena de corrupción que parecía apagar su brillo político y que luego resultó anulada, Luiz Inácio Lula da Silva fue electo presidente de Brasil este domingo por tercera vez.

«Considero que tuve un proceso de resurrección en la política brasileña. Intentaron enterrarme vivo y ahora estoy aquí para gobernar el país», dijo este domingo al celebrar su triunfo.

El candidato izquierdista, de 77 años de edad, logró imponerse en una segunda vuelta muy reñida.

Lula venció al ultraderechista Jair Bolsonaro, el primer mandatario brasileño derrotado en un intento de ser reelecto en los últimos 24 años.

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De acuerdo con los resultados oficiales con el 99,55% de las actas contadas, Lula obtuvo 50,88% de los votos, mientras Bolsonaro logró 49,12%.

Así Lula, otrora un joven tímido y desinteresado en la política, regresa a la presidencia que ya ejerció en dos mandatos consecutivos entre 2003 y 2010, confirmándose como el líder más popular e influyente del siglo del mayor país de América Latina, pese a los escándalos que mancharon sus gobiernos.

Lula con su esposa Rosângela, durante la campaña.

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Pie de foto,Lula con su esposa Rosângela, durante la campaña. La pareja se casó en mayo de 2022.

«Lula es un fenómeno político y electoral que debería ser de gran interés para el mundo», señala John French, profesor de historia en la universidad estadounidense de Duke y autor de una biografía sobre Lula.

«No hay ninguna razón para esperar que una persona de su origen llegara a donde llegó. Y cada etapa de su vida ha sido una sorpresa», le dice French a BBC Mundo.

La primera liberación

Nacido el 27 de octubre de 1945 en Pernambuco, estado del noreste pobre de Brasil, Luiz Inázio fue el séptimo de ocho hijos de un matrimonio de agricultores analfabetos.

Lula en un acto en Curitiba

FUENTE DE LA IMAGEN,REUTERS

La campaña de Lula vivió momentos tensos cuando su caravana pasó por la región Sur y se dispararon tiros contra buses pertenecientes a la comitiva.

Su infancia fue compleja.

Su papá los abandonó poco antes de que él naciera, para trabajar como estibador en Santos, en el estado de São Paulo, donde formó otra familia con una prima de su esposa.

Lula lo conoció recién a los 5 años, cuando regresó a visitarlos brevemente.

Un par de años después -y luego de que uno de sus hermanos mayores escribiera una carta haciéndose pasar por el padre en la que les pedía que se reunieran con él-, la madre de Lula, «doña Lindu», partió al sur con todos sus hijos.

Pero no duró mucho, y la familia original del patriarca migró otra vez, ahora a la gran ciudad de São Paulo.

Lula ha dicho que la separación de sus padres «en el fondo fue una gran liberación» para él, porque el papá era agresivo y contrario a la educación de sus hijos.

Soy «tornero mecánico»

Entre su niñez y adolescencia, Lula fue vendedor callejero, lustrador de zapatos, repartidor de una tintorería y ayudante de oficina.

Lula y Alckmin durante a campaña presidencial.

FUENTE DE LA IMAGEN,EPA

Pie de foto,De cara a las elecciones de este año, Lula se alió electoralmente con su exrival Geraldo Alckmin.

Dejó la escuela a los 14 años y antes de los 20 se formó y trabajó en tornería mecánica, algo que con los años él mismo convirtió en una seña de identidad.

«Si me preguntan si soy de izquierda o derecha, voy a responderles: soy tornero mecánico de profesión, católico por opción religiosa y corinthiano (entusiasta del club Corinthians Paulista) por opción futbolística», respondió en 2006, siendo presidente, cuando un periodista le preguntó sobre su ideología y eludió con astucia una definición más clara.

Aquellos años de penurias, sacrificios y búsqueda de oportunidades, que Lula suele evocar hasta hoy en sus discursos, le han permitido sintonizar mejor que otros políticos con los votantes de bajos recursos y escolaridad.

«Lula conoce mucho la cultura, los jeitos (costumbres) del pueblo brasileño. Y la política es también el arte de la comunicación: ese es su fuerte«, le dice a BBC Mundo el expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica, quien tiene una relación estrecha con Da Silva.

«Una escuela de política»

Según ha contado el propio Lula, su verdadera pasión de adolescencia y juventud fue el fútbol: jugarlo y seguirlo por las noticias. La política no le interesaba mayormente.

Lula siendo cargado por sus compañeros después de las elecciones sindicales de 1979.

FUENTE DE LA IMAGEN,AFP

Pie de foto,Lula después de las elecciones sindicales de 1979. Estando al frente del Sindicato de trabajadores metalúrgicos, él lanzó las huelgas de trabajadores que contribuyeron al debilitamiento de la dictadura militar.

Eso comenzó a cambiar en 1969, cuando fue electo dirigente del sindicato de metalúrgicos de São Bernardo do Campo, un municipio obrero e industrial de São Paulo.

Da Silva entró a la vida sindical llevado por un hermano comunista y contra la opinión de su primera esposa, Maria de Lourdes, quien murió trágicamente en 1971, poco después de un año de matrimonio, por una hepatitis contraída durante su séptimo mes de embarazo.

El niño que esperaba también falleció.

Esa fatalidad dejó una huella duradera en él, quien en su momento afirmó sospechar de falta de cuidado médico.

Tras recuperarse de una depresión de meses, Lula tuvo una primera hija con una enfermera con la que nunca se casó. Y en 1974 contrajo matrimonio con Marisa Letícia, con quien tuvo tres hijos más.

Marisa Letícia y Lula.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,Lula junto a su segunda esposa Marisa Letícia, con quien estuvo casado durante décadas.

Cada vez le dedicaba más tiempo a la actividad gremial y en 1975 fue elegido presidente de su sindicato, señal de un liderazgo en ascenso. Encabezó las grandes huelgas obreras organizadas a fines de esa década en la región industrial paulista, inesperadas en un Brasil bajo régimen militar (1964-1985).

A comienzos de 1980 fue encarcelado junto a otros dirigentes sindicales sin mandato judicial. Pasó 31 días en una celda del Departamento de Orden Político y Social (DOPS) del gobierno militar.

Ese mismo año, se volcó de lleno a la política y fundó junto a otros sindicalistas, activistas sociales y católicos de izquierda el Partido de los Trabajadores (PT).

El PT ha sido hasta hoy una organización de izquierda sin ideología única que forjó relaciones con distintos movimientos izquierdistas de América Latina, desde más radicales hasta más moderados.

Mientras, la popularidad de Lula seguía creciendo.

aprobación superior al 80%.

Lula con Dilma en 2013

FUENTE DE LA IMAGEN,RICARDO STUCKERT/INSTITUTO LULA

Pie de foto,Lula con Dilma durante la campaña de 2013.

Medios extranjeros lo destacaron como la personalidad del momento. Fue un referente para la izquierda latinoamericana, considerado más apegado a las reglas de la democracia liberal que líderes «bolivarianos» como el entonces presidente venezolano Hugo Chávez.

Universidades alrededor del mundo lo distinguieron como doctor honoris causa y el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, lo definió como «el político más popular del mundo».

Dejó un Brasil emergente, que había descubierto grandes reservas de petróleo y fue elegido para albergar el Mundial de fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016 durante la presidencia de su sucesora y correligionaria del PT, Dilma Roussef.

Un legado inconcluso

Sin embargo, los gobiernos de Lula también son criticados por impulsar costosos proyectos públicos de dudosa viabilidad y recordados por grandes escándalos de corrupción.

Lula.

FUENTE DE LA IMAGEN,AG BRASIL

Pie de foto,Lula fue condenado por corrupción y le aumentaron la pena cuando el caso fue revisado en segunda instancia, aunque luego la sentencia fue revocada.

El primero fue el mensalão o gran mensualidad, surgido en 2005: un esquema secreto de compra de votos en el Congreso que acabó con la condena de colaboradores cercanos de Lula y puso en riesgo su reelección.

Luego, ya en el gobierno de Rousseff y en medio de una creciente debacle económica, explotó el de Lava Jato, un caso de sobornos por contratos multimillonarios de la petrolera estatal Petrobras con empresas constructoras, considerado el mayor escándalo de corrupción en América Latina.

sobrevivió a un cáncer de laringe en 2011 y que, tras enviudar en 2017 de Marisa Letícia, se volvió a casar en mayo de este año con Rosângela da Silva, una socióloga de 56 años también conocida como «Janja».

En la campaña, destacó con voz ronca sus logros como gobernante e hizo poca autocrítica.

Brasil hoy parece desolado tras una pandemia de covid que mató más de 685.000 personas y que fue desestimada por Bolsonaro, una reciente recesión que volvió a sumergir a millones en la pobreza, un gasto fiscal disparado y una polarización política inquietante.

Los expertos creen que Lula enfrentará en su nuevo gobierno, que se inicia el 1 de enero de 2023, retos mayores que los que tenía cuando llegó al poder por primera vez en 2003.

«El desafío de Lula es proponer políticas que sean sustentables y de hecho puedan cambiar este escenario, tanto desde el punto de vista macroeconómico como social», apunta Magna Inácio, profesora de ciencia política en la Universidad Federal de Minas Gerais.

Y agrega que evitar nuevos escándalos de corrupción también será un reto vital del presidente electo.

«Desde el punto de vista de sobrevivencia del propio gobierno, esa es una cuestión muy sensible», dice Inácio a BBC Mundo. «Esperamos que sea un aprendizaje para el PT y que tenga estrategias más eficientes para lidiar con esos riesgos».

Todo indica que el capítulo que marcará el legado final de Lula recién empieza a escribirse.

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