Cuando «googleamos» el título de esta opinión editorial, al instante encontramos la siguiente definición:
«Está basada en ofrecer la mínima información posible o en no realizar ningún tipo de reacción. Esta estrategia se utiliza cuando la crisis es poco violenta o cuando está basada en rumores infundados y los medios de comunicación ejercen una presión débil.»
Al observar los últimos acontecimientos del ambiente político-judicial de nuestro país, nos encontramos con un punto focal que llama poderosamente la atención: una estratégicamente llamada «Justicia Independiente» que copa la atención de un país que parece estar idiotizado, cual si fuera el público romano de la arena de gladiadores que pide «sangre» para saciar una extraña pero legitimada sed de un régimen de consecuencias; el PLD, organización que gobernó recientemente, ahora luce postrado y en vilo, ante la inmisericorde vara de esa «ciega» justicia que mantiene fija la atención de la arena.
Y es que, el Partido de la Liberación Dominicana, se ha quedado sonámbulo frente a una embestida despiadada que deja ver entre luces, una intención que el pueblo «sin querer queriendo» ignora o peca en no valorar: política.
El PLD juega al silencio, un «mute» que podría interpretarse como estrategia de tiempo o simplemente, miedo.
Las reacciones de dirigentes, simpatizantes y allegado a la organización morada no se han hecho esperar, en esencia, cuestionan lo mismo que estas línea, pues parecería que el PLD apela a un cansancio social de la agenda política-oficial, que a simple vista no logra verse.
El PLD debe atinar a la respuestas jurídicas, defensa del honor colectivo, más alla del pedimento «del cumplimiento del debido proceso», con lo que supliría el actual espacio de incertidumbre, dudas y especulaciones, que generan desconfianza social entre tan amplia nebulosa.
Editorial CoyunturaRD
