Las autoridades salientes y las actuales, se han pronunciado poco o ninguna vez sobre un enemigo silente que nos acecha la economía, la de los bolsillos y las que se analiza a nivel de expertos y entedidos, el aumento «gradual» de los precios de la canasta básica. No se si por la efervescencia de la pandemia del COVID-19 o por inobservancia, pero hemos visto como van aumentando los productos de primera necesidad en el mercado, sin que a nadie le llame a la atención más a los consumidores de bajo poder adquisitivo, una preocupación más que se suma a la ola de daños psicológicos que heredamos como efecto del confinamiento preventivo.
Es propicia la ocasión para hacer un llamado a las autoridades que pongan los ojos sobre este tema, que no solo afecta la salud económica, sino que suma basta incertidumbre a la sociedad en general.
Que la pandemia, bonos soberanos, expedientes judiciales y demás no nos hagan perder de vista este peligro silente que a todos nos atañe.
