La sociedad siempre ha colocado a la ciencia, el dogma y la religión en polos opuestos, lo que, a mi juicio es algo absurdo.
Considero que la ciencia es de Dios. Es como el árbol genealógico y el efecto dominó:
Dios creo al hombre – el hombre desarrolla la ciencia – la ciencia la usamos los humanos – fin = Todos somos de Dios.
Lo que, bajo esta premisa, talvez para muchos sea un poco ignorancia, se sigue estableciendo ese gran trecho entre lo que ha podido desarrollar el hombre a través de las ciencias y lo que nos han enseñado, de manera que, si se quiere decir mitológica sobre el alcance (milagroso, poderoso, omnipresente, etc.) de el Dios de
nosotros los dominicanos.
Sólo para mencionar algunos, como:
Abrirel mar en dos para permitir el paso de su pueblo; decir a la lluvia «para» y ésta, como si fuese un ser vivo, obedecer; y por último resucitar el mismo de entre los muertos).
Después de este preámbulo, es preciso establecer, que la ciencia se ha enfocado mucho más en cómo prevenir el
fin de nuestra existencia, o por lo menos, como hacer que nuestra estadía por este mundo sea un poco más duradera. Por lo que, ante una pandemia como esta, en la que acumulamos ya casi cuatro millones de fallecidos, es necesario precisar lo siguiente:
1. La ciencia no puede revivir ni sustituir por otro 99% similar a ningún ser, fallecido.
2. Dios se marchó de este mundo y no está presente físicamente para realizar milagros
(independientemente de su fe).
3. La ciencia crea mecanismos 99.9% a nuestro favor.
¡Vacúnate!
El autor es un libre pensador y escritor desde sus punto de vista.
