Opinión

IX Congreso: La tarea de transformar el partido sin perder la identidad

Por: Johnny Pujols

El domingo pasado se aperturó el IX Congreso del Partido de la Liberación Dominicana en honor al Dr. José Joaquín Bidó Medina y con el Lema “Hacia la Transformación y el Fortalecimiento de la Identidad Partidaria”.

¿Qué es un Congreso? Y ¿Por qué es tan importante para el PLD?

El Congreso es el más alto organismo de dirección del Partido y es también (por su composición) el organismo más representativo. Está conformado por los miembros del Comité Central (incluye los miembros del Comité Político), los presidentes territoriales (provinciales, municipales, de circunscripciones electorales y de seccionales), y por los responsables de las direcciones medias (presidentes de Comités Intermedios y Bloques de Comités Intermedios).

Todos los miembros del partido están representados en este “supra-organismo” a través de sus direcciones medias. Las discusiones temáticas del congreso se dan a nivel orgánico, y respetando el centralismo democrático, de modo que todos los miembros pueden participar a través de sus organismos en las mismas, desde los Comités de Base en Asambleas de Comités Intermedios hasta el Comité Político, pueden deliberar, proponer y modificar aspectos de la organización, misión y visión partidaria de acuerdo con el cronograma establecido y en los temas que se aprueban para trabajar.

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Aunque en un Congreso ordinario se eligen autoridades y directivos del Partido, esta NO es la parte más importante, por eso es lo último, la parte más importante es la etapa reflexiva (actual), en la que todos los miembros y organismos “revisan” el Partido en su contenido (estatutos, reglamentos, documentos de trabajo) y en su estructura, que es la expresión orgánica de ese contenido.

¿Por qué ahora?

Es mandatorio reunir el Congreso del Partido de manera ordinaria, pero además la coyuntura política demuestra que la democracia dominicana necesitará un PLD fuerte y atento, capaz de defender la democracia y el legado de prosperidad económica y de políticas públicas que promueven la equidad y justicia social instaurado en los gobiernos del PLD y que se podría ver seriamente amenazado.

Adicionalmente se debe reconocer que el cambio de época empuja a una revisión de la forma en que se participa en política, algo que se ha evidenciado en todo el mundo con la irrupción en el ámbito cultural (y concretamente en el “espacio” político) de la revolución científico-técnica, y que se expresó en su forma más radical con la llamada “primavera árabe” y en el mundo occidental en las grandes manifestaciones de los últimos años (15M, Occupy Wall Street, o muy actualmente el movimiento “Black Lives Matter”) donde los medios alternativos (digitales), las redes sociales y la estructuración en red (casi “topológicamente”) han jugado un rol fundamental. La pandemia actual acentúa y acelera mucho de estos signos, especialmente los relativos a la virtualización y digitalización de la participación política y su desvinculación o desarraigo del “territorio” en el sentido literal o geográfico.

El PLD reconociendo el momento, deberá trabajar con este Congreso para situarse -al igual que en otras ocasiones- a la vanguardia de nuestra democracia, como organización en términos de los valores que promueve y como espacio de participación en términos de la modernización y articulación de su estructura. De este modo podremos ser la alternativa apropiada para las nuevas generaciones, capaces de “movilizarse” transitoria y causalmente, pero no tan convencidas de organizarse a largo plazo.

¿Qué hace especial este Congreso?

Por un lado, la necesidad de transformación, NO tanto desde el punto de vista de las posiciones electivas, que también podría ser, sino esencialmente en sus fundamentos, en su organización estructural y en su articulación sobre el territorio de una manera más efectiva, pero también más moderna, equilibrando su rol electoral con una agenda de participación y activismo social (en el sentido no tradicional) en las comunidades.

Por otro lado, la necesidad de conectarnos con los valores tradicionales del Partido que son imperecederos, con el espíritu de servicio, con los métodos, con el respeto a las tradiciones partidarias, con la formación de la militancia, la disciplina, con el establecimiento de criterios para reconocer el trabajo y el mérito de los militantes, con la ética como valor fundamental del accionar público y con la vuelta a la mística, que es lo que ha hecho del PLD un partido único al servicio del País.
Estas son las tareas que nos deja el IX Congreso y constituyen el desafío mas importante del PLD y con lo que se garantizará su preeminencia en el Sistema de Partidos en la República Dominicana.

Johnny Pujols

El autor es Político y profesor en Ciencias Matemáticas

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